Escondida, jugando a ser invisible, se esconde la iglesia.
La fe la persigue agitando las manos, esperando atraparla antes de que la Luna aparezca.
Las nubes -un poco traviesas- amortiguan campanas mientras la torre corre a camuflarse detrás de una ceiba.
Los vecinos, deslumbrados… lanzan a los cielos sus padrenuestros.