Antes de la civilización estaban las luciérnagas. Los pequeños animalitos iluminaban con su luz la noche de los campos y las veladas eran siempre románticas. La luz venía en colores y se movía.
Luego, cuando la tecnología fue desplazando a la naturaleza… las farolas le robaron el trabajo a los bichitos luminosos.
Fue el destierro de las luces vivas.